El viajero a través del tiempo relató: En el año 802.701, el hombre ya no era una sola especie, sino que se había diferenciado en dos animales distintos; los graciosos seres del Mundo Superior no eran los únicos descendientes de nuestra generación, sino que aquel ser, pálido, repugnante, nocturno, que había pasado fugazmente ante mí, era también el heredero de todas las edades.
Así es como, en su novela La máquina del tiempo (1895), H. G. Wells (1866-1946) describe un mundo singular habitado por dos grupos descendientes de la especie humana: los Eloi, bellos, hedonistas, que vivían en armonía con la naturaleza, pero sin escritura, talento ni fuerza física, y los Morlock, poseedores de tecnología, pero que habían evolucionado para vivir subterráneamente y alimentarse de los Eloi, a quienes cazaban.
La intención de Wells fue la de mostrar dos aspectos relevan- tes de su tiempo. El primero, criticar a una sociedad ceñida en prácticas de explotación heredadas de la Revolución In- dustrial, así como a la anta- gónica teoría marxista, que a- nunciaba el devenir de una sociedad perfecta. El segundo aspecto fue señalar que la evolución humana era una constante que se proyectaba en el futuro. No bastaba que los humanos fuesen producto de la evolución al igual que los demás animales, tal y como Darwin lo había propuesto 36 años antes, sino que seguían evolucionando. Este precepto, revolu- cionario en su época, aún exalta oponentes que alegan que la evolución orgánica de los humanos es un asunto terminado.
Según tales oponentes, en el mundo de hoy, la supervivencia de los humanos parece no depender más de la interrelación entre los genes de los más aptos y de la selección natural; por tanto, añaden, las personas ya no están sometidas a las reglas de la evolución. Aquellos que hace 100 años no tenían oportunidad de sobrevivir y eventualmente de trasmitir sus genes, ahora viven gracias a la intervención de la tecnología y la medicina modernas, como las vacunas, las incubadoras, los antibióticos y las cesáreas. Además, la mayor democratización en la competencia para la reproducción, da las mismas oportunidades para dejar descendencia a todos por igual, sin importar si son débiles, fuertes, feos, bellos, tontos o inteligentes.
Sin embargo, el estudio de los genomas de un número significativo de personas indica que la evolución humana es un proceso activo y vigente. Un grupo de científicos dirigido por Stephen Stearns, de la Universidad de Yale, demostró recientemente la evolución a corto plazo al señalar la selección de ciertos caracteres, como la ampliación del periodo reproductivo en niñas descendientes de una población de mujeres estudiadas durante más de 60 años en los Estados Unidos.
Es posible que algunas fuerzas selectivas actúen en niveles mucho más tempranos del desarrollo y la reproducción. Por ejemplo, los químicos a los que se exponen los humanos podrían ejercer una presión sobre los espermatozoides, los óvulos y los embriones, y seleccionar aquellos más resistentes a esas sustancias, sin saber las implicaciones para el futuro. Lo mismo podría estar ocurriendo en poblaciones expuestas a gérmenes patógenos.
En algunas partes de África se ha determinado un incremento de genes que ofrecen una mayor resistencia a la infección que induce el virus del sida, lo que predice la evolución de grupos humanos capaces de resistir a este mortal virus. Es probable que, en diferentes poblaciones humanas, ocurran procesos selectivos similares contra otras enfermedades que causan muertes prematuras. Aun así, es muy difícil determinar las fuerzas que ejercen presión selectiva sobre los humanos y sus genes. Asimismo, la selección natural no es el único proceso que funciona durante la evolución: hay cambios neutrales que no responden a procesos adaptativos, tal y como lo han indicado las variaciones genéticas aleatorias que se han fijado en los humanos y que han sido demostradas durante la comparación de los genomas entre las personas y los simios.
En ciertos círculos persiste la idea de que uno de los propósitos de la evolución es el desarrollo de seres cada vez más inteligentes, como parte de un proceso de cambio gradual. Una de las raíces de esa singular posición parece ser semántica. Incluso, muchos miembros de la comunidad científica del siglo XX entendían la palabra evolución como sinónimo de desarrollo; es decir, como un proceso de cambio en dirección “positiva”, pasando de formas simples a complejas. Esta idea permanece arraigada en el lenguaje coloquial. Sin embargo, la evolución (o la involución) de los organismos -incluidos los humanos- no tiene dirección y no sigue derroteros determinados; por tanto, tampoco tiene un propósito o un fin en sí misma.
En tal sentido, los humanos no son más evolucionados que los caracoles, los batracios o los políticos. El rasgo (y el rastro) esencial de la evolución es la adaptación de las especies a su medio. El medio puede ser singularmente restringido, como el de los gorilas, o amplio y global, como el de los humanos, a pesar de la cercanía evolutiva entre estas dos especies de homínidos. Aún más, los extintos neandertales tenían un cerebro mayor que el de los seres humanos de hoy.
Un ejemplo de la falta de direccionalidad en la evolución puede verse en las características neoténicas humanas con respecto a los chimpancés, los gorilas y los orangutanes, sus parientes más cercanos. La neotenia es el proceso ontogenénico (desarrollo desde el embrión al adulto) en el que se mantienen propiedades infantiles después de avanzada la madurez sexual, algo que no se observa en los grandes simios. Se ha postulado que la neotenia es un proceso que ha dado lugar a muchas de las características distintivas humanas, como el incremento en el tamaño del cerebro, la madurez sexual tardía, la permanencia del juego y la curiosidad cognoscitiva. En cierta manera, los humanos son “simios detenidos durante el desarrollo”, algo que llama la atención, especialmente de quienes se creen “más evolucionados” que sus primos antropoides.
El anatomista holandés Louis Bolck (1866-1930), contemporáneo de Wells, señaló con gran agudeza las características neoténicas de los humanos, tales como los dientes pequeños, la cara plana, la cabeza grande con relación al cuerpo, la forma de la pelvis, la forma de la oreja, la posición central del foramen magnum, donde se instala la columna (lo que favorece la posición erguida), y una veintena de caracteres adicionales que aproximan más a los humanos a parecerse a los simios infantiles que a los adultos. Pruebas recientes indican que, con respecto a los chimpancés y los macacos, también son características neoténicas humanas la tolerancia de los adultos a la lactosa (azúcar de la leche utilizada por los niños) y la expresión de ciertos genes que codifican para el desarrollo de la región prefrontal de la corteza del cerebro humano.
Aldous Huxley (1894-1963), sabedor de las investigaciones que su hermano Julian había hecho sobre el desarrollo, describe, en su laureada novela Viejo muere el cisne (1939), algunas de las secuelas que la neotenia podría tener sobre la evolución de los humanos en el futuro. La novela sugiere que, si las personas vivieran por mucho más tiempo, eventualmente continuarían el desarrollo de sus parientes más cercanos no neoténicos; es decir, se convertirían en simios, lo que algunos ya han conseguido... sin vivir tanto.
Edgardo Moreno
Este ensayo fue publicado en La Nación: http://www.nacion.com/archivo/involucion-humanos_0_1128287221.html
Lecturas recomendadas
- Byars SG, Ewbank D, Govindaraju DR, Stearns SC. Colloquium papers: Natural selection in a contemporary human population. Proc Natl Acad Sci U S A. 2010;107 Suppl 1:1787-92. PMID:19858476
- Milot E, Mayer FM, Nussey DH, Boisvert M, Pelletier F, Réale D. Evidence for evolution in response to natural selection in a contemporary human population. Proc Natl Acad Sci U S A. 2011;108:17040-5. PMID:21969551
- Somel M, Franz H, Yan Z, Lorenc A, Guo S, Giger T, Kelso J, Nickel B, Dannemann M, Bahn S, Webster MJ, Weickert CS, Lachmann M, Pääbo S, Khaitovich P. Transcriptional neoteny in the human brain.Proc Natl Acad Sci U S A. 2009;106:5743-8. PMID:19307592
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